jueves, 18 de septiembre de 2014





  La Orientación Laboral fue para mí un 
descubrimiento tardío que me apasionó desde el primer momento.
Prestas un servicio que busca el empoderamiento de las personas para que 
puedan enfrentarse a los nuevos retos laborales que surgen,
 con mayor o menor frecuencia, a lo largo de su trayectoria laboral; 
pero  ese empoderamiento tiene efectos más amplios y más significativos 
en la vida de las personas,  
porque el trabajo es fundamento de una vida digna no sólo para la propia persona,
 sino también para sus hijos y familiares dependientes. 
Además, nos permite a algunos alcanzar la realización personal.
Los ayudas a reflexionar sobre sus fortalezas y sus debilidades, 
las amenazas pero también las oportunidades del entorno socioeconómico en el que vive.
 Les ofreces información, motivación, recursos de todo tipo; no obstante, 
para lograr ese objetivo de empoderamiento de las personas, 
tanto orientadores como orientados, debemos tomar conciencia de la importancia de
adoptar unas determinadas actitudes:
 de flexibilidad, de adaptación a los cambios, de mente abierta,
 de aprendizaje permanente, de trabajo en equipo.
En alguna parte, he leído que el orientador debe ser un agente de cambio,
pero ¿cómo podemos serlo si no lo aplicamos a nosotros mismos?
Debemos estar siempre en disposición de aprender, de reflexionar, 
de superarnos, en todos los ámbitos, 
sino difícilmente podremos enfrentarnos a los retos que se nos presenten.
En esta línea estamos con el
 Curso de Postgrado de Especialización en Orientación Laboral del que, estoy segura,
 me aportará mucho en muchos sentidos, como introducirme 
más y mejor en el mundo de las redes sociales,
 y que utilizaré para estar más cerca de la realización de mi objetivo profesional, 
volver a desempeñar un trabajo de Orientación Laboral,
y, en el momento que eso ocurra, para poder ofrecer un servicio de calidad,
 como lo necesita y lo merece la gente que acude en busca de ayuda.

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